Capital de la Rioja Baja, Calahorra cuenta con un importante patrimonio arqueológico, especialmente romano, y su casco urbano todavía conserva la estructura de esta época.
La verdura de Calahorra
El Museo de la Verdura refuerza la identidad de Calahorra como Ciudad de la Verdura y muestra al visitante la actividad de las huertas y cultivos de la ribera del Ebro, formando parte de la historia de la comarca y de sus gentes.
Está concebido como un centro interactivo y didáctico, por lo que está dotado con nuevas tecnologías, pantallas táctiles y juegos de ordenador para hacer más atractivos sus contenidos. Sus dependencias disponen de 18 audiovisuales que presentan al visitante diferentes aspectos de las verduras más importantes de Calahorra, desde la tierra y la agricultura hasta la gastronomía, y la importancia de los productos hortícolas en una alimentación sana y saludable.
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Qué ver en Calahorra
Calahorra es una ciudad cerrada y secreta, que mantiene en el trazado circular de sus calles el esquema de la ciudad romana. Un laberinto único de calles curvas, calles interrumpidas, casas humildes como las que usaban los romanos y los judíos que vivieron en esta parte de La Rioja durante más de cinco siglos.
Al visitar Calahorra disfrutará de un intrincado recorrido.
Al amparo de las fortificaciones romanas y medievales, podrá romper la intimidad de las callejuelas que conducen a magníficos y sorprendentes miradores sobre los valles del Ebro y del Cidacos, una localidad que permanece ajena al ritmo de la modernidad.
Un barrio popular en lo alto, que contrasta con la catedral de Santa María, construida junto al río.
Calahorra es un lugar con una gran riqueza histórica, entre la que se encuentran varias referencias al pasado judío del cristianismo.
El libro curatorial de los judíos o el más valioso de todos, la famosa Torá de Calahorra descubierta como envoltorio de algunos libros de las actas del Cabildo, un ejemplo de la resistencia de la cultura judía a abandonar un territorio que les perteneció durante muchas generaciones.
Catedral de Santa María de Calahorra
Es la sede de una de las mayores diócesis de España.
Este edificio es de gran valor arquitectónico, fue construido en el mismo lugar donde se erigieron otros templos para evocar a sus santos patronos Celedonio y Emeterio, soldados romanos que fueron martirizados en el siglo III. Actualmente sus reliquias se conservan en la catedral.
La catedral de Calahorra se encuentra a pocos metros del río Cidacos, en la zona conocida como arrabal, de ahí su particular desnivel.
Para entrar en el templo es necesario bajar varios escalones, esto se debe a que los anteriores templos tenían una puerta de entrada a nivel del río y probablemente la catedral se inundaba, lo que llevó a los constructores a construir defensas y a elevar las puertas.
En el siglo XV comenzaron las reformas, que duraron hasta 1900. Su fachada principal es de estilo barroco y fue construida por los hermanos Santiago y Juan Raón, arquitectos. Su estructura fue concebida como un retablo de tres cuerpos y rematada por un frontón triangular.
En la puerta principal, también llamada puerta del fosal, está San Jerónimo con las imágenes de los mártires Celedonio y Emeterio a ambos lados y la Virgen con el Niño en su dintel. Las bóvedas interiores son de estilo gótico tardío y hay extraordinarios retablos renacentistas, barrocos y neoclásicos situados en las capillas laterales y en la girola.
En el interior se encuentran la capilla mayor, la capilla de los mártires, los campanarios, un maravilloso órgano y una pila bautismal.
En el claustro gótico inacabado se encuentran varias joyas del arte sacro como su custodia, donada por Enrique IV de Castilla, así como restos de retablos de varias iglesias desaparecidas y pinturas de Guido Reni, Francisco Ribalta y del taller de José de Ribera.
El Monasterio de San José
El Monasterio de San José fue fundado en 1598, bajo los auspicios del Obispo de Calahorra y La Calzada, Pedro Manso de Zúñiga y el titular del Patronato, José González de Uzqueta; está situado al final del Arrabal, conocido popularmente como el Convento de las Monjas de Clausura.
Su fachada es de piedra y consiste en el típico rectángulo carmelita, con un frontón triangular rematado por bolas, la hornacina barroca fue ejecutada por el taller de Madrid.
Sobre la puerta principal del monasterio se encuentra la imagen de San José con el niño, ejecutada en 1649, procedente de Madrid. A ambos lados de la fachada hay águilas del escultor González de Uzquet.
Tiene varias obras de arte de incalculable valor artístico y patrimonial: El relieve del altar mayor contiene once cuadros madrileños de la vida de Santa Teresa.
En el centro del retablo hay un grupo escultórico que representa a la Sagrada Familia de la escuela barroca castellana. El Retablo Mayor pertenece a la escuela madrileña del siglo XVII.
En el retablo lateral izquierdo hay una escultura de alto valor artístico, perteneciente al barroco, es de 1625, Cristo atado a la columna, del escultor Gregorio Fernández.
En la sala central, en el lado derecho, hay dos retablos neogóticos con imágenes de Santa Teresa de Jesús.
Dicho recinto es una sección de arqueología romana del Museo de La Rioja. Este museo muestra la historia del pasado de Calahorra, transmite su importancia y el proceso de romanización del lugar. Consta de tres plantas, donde se exponen de forma didáctica los hallazgos de diferentes yacimientos arqueológicos de Calahorra y La Rioja.
Museo de la Romanización
Se encuentra en el corazón del casco antiguo, en la calle Ángel Oliván, en un edificio propiedad de la Comunidad Autónoma de La Rioja. Se trata de un palacete modernista construido hacia 1930, también conocido como la “Casa del Millonario”.
Su propietario, en los años treinta, tuvo la suerte de ganar el sorteo de la lotería nacional, fortuna que le permitió construir esta casa.
Tuvo otros usos como notaría, vivienda de inquilinos, hasta que se convirtió en Museo Municipal en 1984. Tiene una superficie de 414 m2, consta de una primera planta y tres pisos, más un jardín donde se exponen los materiales arquitectónicos de mayor peso.
Mantiene su estructura original, aunque algunas salas han sido remodeladas para ser utilizadas como espacios expositivos, conserva algunos elementos originales: varias puertas y ventanas de vidrieras, suelos y techos de marquetería de las salas nobles, así como el ascensor.